Es una contracción involuntaria y permanente de un grupo de fibras musculares de un mismo músculo o más grupos musculares.
La vida sedentaria, el estilo de trabajo, la falta de ejercicio, el estrés o una mala postura son factores que contribuyen a sufrir esta dolencia.
No es una lesión grave, pero sí molesta y en algunos casos puede impedir realizar ciertas tareas sin dolor.
Las causas pueden ser por someter al músculo a un esfuerzo superior al que es capaz de soportar o que esté debilitado para la actividad que le exigimos.
La musculatura que se ve afectada frecuentemente incluye romboides, espinales dorsales, angular de la escápula, y trapecios. Pueden ser posturales por sostener posturas incorrectas, postraumáticas ante un evento traumático o estados emocionales, por hipotonía o esfuerzo o por deshidratación.
El tratamiento osteopático consistirá en movilizar la columna para que haya menos rigidez y la musculatura se pueda acomodar, relajar el tejido fascial y buscar estructuras que
no se muevan correctamente para tratarlas. Siempre se tiene
en cuenta tu grado de dolor para no provocar más inflamación durante el tratamiento.